Transmitir los objetivos a los alumnos

En la medida en que el papel del profesor ha cambiado de mero transmisor de contenidos a facilitador del proceso de aprendizaje, es fundamental aplicar una buena gestión del conocimiento en el aula. En otras palabras, debe tener la capacidad para transferir, capturar y aprovechar la información más útil de una forma correcta y usarla para mejorar la comprensión de un tema.

Si sabemos transmitir de manera eficiente los objetivos, lograremos:

  • Mayor comprensión de las metas a alcanzar. Los alumnos entienden desde el principio a dónde se dirige el proceso para la adquisición de resultados.
  • Optimización del tiempo. Acelera los resultados y la resolución de problemas.
  • Entrenar el pensamiento estratégico. Si saben adónde deben llegar les será más sencillo encontrar el camino para hacerlo.
  • Mayor eficacia del proceso global. Al haber unos fines claros el aprendizaje se vuelve más fluido.
  • Responsabilidad del éxito. La participación de todos es necesaria para alcanzar las metas.

Recuerda que no solo se trata de transmitir, sino de saber cómo hacerlo, pues así se consigue que los alumnos se sientan motivados y se impliquen en las tareas de aprendizaje.

Para asegurarte la buena comprensión de los objetivos por parte de los alumnos, puedes seguir estas estrategias:

  • Asegúrate de que hay en el aula un clima de escucha activa.
  • Estructura y desarrolla el objetivo de forma clara y sencilla.
  • Sé original en tus exposiciones.
  • Utiliza todos los canales de comunicación disponibles y que se adecúen a cada caso: imágenes, presentaciones, etc.
  • Vincula los objetivos a los intereses de tus alumnos.
  • Exponlos claramente, describiendo y argumentando por qué es cada uno importante.
  • Plantea preguntas a medida que vayas exponiendo los objetivos para asegurarte de que van quedando claros.
  • Haz énfasis en las posibles situaciones reales donde estos objetivos podrán aplicarse.

Sugerencia

Una buena estrategia para completar los objetivos que hemos redactado es que animemos a los alumnos a añadir algunos más. De este modo, pueden aportar sus propias ideas y tener un rol activo para la definición final de las metas del proyecto.


Pienso-Me interesa-Investigo

Para que los alumnos puedan plantear sus propios objetivos, podemos ayudarnos de la rutina de pensamiento Pienso-Me-Interesa-Investigo. Esta es útil para activar su curiosidad y capacidad para investigar sobre temas de su interés.

Después de plantear el tema del reto y los objetivos generales propuestos, pide a los alumnos que respondan a las preguntas asociadas a cada paso:

  1. PIENSO (¿Qué sé sobre el tema?). Deja un tiempo para que los alumnos, de forma individual o en pequeños grupos, reflexionen sobre aquellas cosas que creen que ya saben sobre el tema. Luego anímales a intercambiar sus ideas con el resto de la clase. Con ello, se obtiene información útil para detectar aquellos conocimientos que ya poseen y descartarlos de la lista de objetivos, así como para identificar concepciones erróneas sobre el tema.
  2. ME INTERESA (¿Qué cosas me interesan sobre el tema?). Pide a los alumnos que anoten todo aquello que desean aprender sobre el tema y a qué preguntas quieren dar respuesta. En el momento de hacer la puesta en común podrán comprobar la diversidad de intereses, además de lo enriquecedor que resulta conocer las ideas y puntos de vista de los demás.
  3. INVESTIGO (¿Qué me gustaría investigar sobre el tema?). Propón a los alumnos anotar las estrategias que consideren que pueden emplear para responder a sus preguntas. Anímales a profundizar en el tema partiendo desde los conceptos generales a los concretos. Esto resultará de utilidad para redactar los objetivos específicos.